Los peligros de leer

¿Has comprado un libro? Ten mucho cuidado. Podrías leerlo por accidente. Podrías estar en grave peligro.

La película ‘Fahrenheit 451’ (François Truffaut, 1966), basada en la novela de Ray Bradbury, ya nos advertía de los peligros de la lectura.

Llega el Día del Libro. Otros lo llaman Sant Jordi. Es por un tipo que mató a un dragón o algo parecido. En las calles, los parques y las plazas (por algún motivo que nadie te explica), el Ayuntamiento ha montado durante la noche, a traición, unas casetas de madera. Dentro, unos tipos extraños esperan sentados. Empuñan bolígrafos de tinta como si fueran cuchillos y fingen una sonrisa que no engaña a nadie. Son escritores. Ten mucho cuidado.

Te alejas corriendo, lejos de los autores y sus absurdos libros de papel. Ellos solitos están acabando con el Amazonas, piensas (con toda la razón). Vuelves a casa, pones una serie de Netflix de fondo (para no sentirte tan solo) y abres Instagram. Por fin a salvo. Pero es demasiado tarde. Todos tus amigos han caído en la trampa. Tu pantalla está plagada de fotografías con rosas y libros. Además de talar árboles, estos sádicos de las letras también se dedican a arrancar millones de flores y venderlas a precio de oro. Qué barbaridad.

Pero no merece la pena resistirse. Ahora no puedes quedarte atrás. No puedes dejar que tus #AMIGOS de Instagram piensen que no eres un #LECTOR de #BOOKS. Así que decides bajar a la calle y, ahora sí (qué remedio), comprar uno de esos pedruscos de papel y tinta. Pero ten mucho cuidado. Podrías leerlo por accidente. Podrías estar en grave peligro:

1. Cortarse con las páginas

El papel, a diferencia de tu smartphone, no es táctil. Esto significa que tienes que pasar las páginas una a una. De forma analógica. Así son las cosas. Y llevas tantos años sin usar los dedos que el contacto con el folio puede causarte un corte con facilidad. La herida se infecta (porque la pantalla de tu móvil es un nido de bacterias) y, cuando te quieres dar cuenta, se acabó. Amputación. Y no hay nada peor para sacar selfis que perder un dedo. Según una importante universidad americana, el 95% de los nuevos lectores sufren una lesión durante su primera semana de lectura. Así que no te fuerces. Y recuerda consultar a un médico antes de apuntarte a una biblioteca.

2. ¿Quieres saber mi opinión?

Y entonces llegas a la página cien del librito (después de un par de meses de lectura intensa) y empiezas a sentir como tu alma se enriquece con cada nuevo capítulo. Cada reflexión del autor parece ampliar tu intelecto. Escuchas la radio y se te ocurren opiniones. (Esto es especialmente peligroso si te da por leer un ensayo o un libro divulgativo.)

Esto se llama espejismo. Así que cierra la boca. Leer un libro (o incluso leer diez al día) no te hace mejor persona. Como mucho, y solo si tienes muchísima suerte, puede hacerte algo más empático. Pero lo más normal, no te engañes, es que sigas siendo igual de mezquino y obtuso que siempre. Los libros son solo pedruscos de papel y tinta, no lo olvides. No pueden salvarte. No confundas las cosas.

3. Escribir tu propio libro.

Las redes sociales, las invasivas campañas de publicidad y tus padres te han hecho creer que eres especial. Eres siempre el protagonista. Y puedes hacer cualquier cosa que te propongas. ¿Por qué conformarse entonces con ser #LECTOR (con lo aburrido y lento que es esto de leer) si puedes ser un #AUTOR #FAMOSO y salir por la #TELE?

Siento decírtelo, pero vives una mentira. Eres más bien mediocre. Y tu libro (si es que consigues escribirlo) será igual de mediocre. Así que haznos un favor a todos y olvídate del tema. Quítate esa idea perversa de la cabeza. Escribir es una cosa muy seria. ¿Verdad que a nadie se le ocurre practicar cirugías a sus amigos después de salir del hospital?

Y si la idea persiste en tu cabeza (porque todo puede ser), busca ayuda: O estudias filología o vas al psicólogo y te tratas el asunto del narcisismo. Tú eliges. Pero no te pongas a escribir gilipolleces, por favor. El cupo de imbéciles (casi en su totalidad hombres, todo hay que decirlo) publicando tonterías está más que cubierto. Aquí un ejemplo. ¡Feliz Sant Jordi!

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