La ventana indiscreta y otras películas para ver en cuarentena.

En La ventana indiscreta (Rear Window, 1954) de Alfred Hitchcock, el personaje interpretado por James Stewart se veía obligado a pasar una temporada encerrado en casa con una pierna escayolada y la única compañía de las rutinarias visitas de su novia (Grace Kelly) y su enfermera (Thelma Ritter). De naturaleza curiosa, el reportero fotográfico al que encarnaba Stewart pasaba sus días observando las vidas de sus vecinos con unos prismáticos. 


La película, además de ser la definición que aparece en todos los libros de texto sobre el diseño de sonido y una de las grandes obras maestras del maestro de maestros (arriesgándome a resultar redundante), Alfred Hitchcock, supone además un retrato de la soledad y la sociedad abrumador, que resulta más o menos sencillo recoger casi setenta años después.  Claro está, que de haberse rodado ahora, el diseño de sonido ―compuesto en su mayoría por música diegética que se escapa por las ventanas―  se hubiera visto empobrecido. Ahora todas las ventanas están siempre cerradas y la gente escucha música con auriculares. 

Consiste también un ejercicio interesante imaginar qué hubiera rodado Hitchcock de haber vivido la pandemia que arrasa ahora Europa (y que, dada la sobreinformación a la que nos vemos diariamente expuestos, no hace falta tan siquiera nombrar). En esta situación, tan excepcional como este artículo (porque me he resistido siempre a practicar la crónica social), acudimos también a las ventanas, nuestro único enlace con la calle cuando uno se ve obligado a cerrar todas las puertas. Todo un país, alertado a través de las frías pantallas que han sustituido a los abrazos, se asoma al mismo tiempo para fundirse en un aplauso atronador en homenaje a todos los trabajadores de la sanidad pública. Sin ánimo de resultar naíf, o contribuir desintencionadamente a la marea de datos, todos ellos inciertos, voy a alejarme de esta corriente y tratar de subir el ánimo de la psique colectiva con mi pequeño grano de arena. Siguen algunos títulos dispares que pueden encontrar en Filmin, Netflix y otras plataformas, reunidos personalmente para que los añadan a sus listas. 



La ventana indiscreta (Rear Window, 1954)
Parece no haber otro momento más idóneo para identificarse con esta historia. Salvando las diferencias, uno puede subir su ánimo pensando que, por lo menos, no tiene una pierna escayolada y un homicida por vecino. O por lo menos no una de las dos cosas. Podéis encontrarla en Filmin (que aprovecho para reivindicar encarecidamente). 


Las noches de Cabiria (Le notti di Cabiria, 1957)
En una situación como esta, debería decretarse también una pequeña dosis de evasión diaria. Una comedia absolutamente seminal del italiano, Federico Fellini, al que la filmoteca estaba dedicando un ciclo antes de tener que cerrar sus puertas sine die. Giulietta Masina, protagonista también de La Strada (1954), encabeza un film hilarante perfecto para relatibizar cualquier drama. En Filmin también.


El Padrino (The Godfather, 1972)
Esta muy graciosa, lo que se dice graciosa, no es. La obra culmen del cine de mafiosos ―que despertó  una nueva ola de cineastas estadounidense―, dirigida por Francis Ford Coppola, autor de otros títulos como La conversación (The Conversation, 1974), además de ser una de las mejores películas jamás filmadas, es (sobre todo si uno la acompaña de sus dos secuelas) una experiencia indescriptible de emociones cercana a la tragedia griega. Y larga, además es muy larga. Aprovecha la circunstancia y dedica un día a esta historia. La trilogía entera está en Netflix. La conversación en Filmin. 


El cochecito (1960)
De producción italo-hispánica, la segunda colaboración entre Rafael Azcona y Marco Ferreri, sería galardonada con el Premio de la crítica en el festival de Venecia. Sin embargo, debido a la censura franquista, la versión estrenada en la España de la época edulcoraba el final del que ahora es uno de los grandes clásicos del cine europeo. Casi sesenta años después, la última edición del Festival de Sevilla, rindiendo homenaje al productor de la película, Pere Portabella, estrenó la versión íntegra del largometraje, ahora disponible en Filmin.  


El ángel exterminador (1962)
Obra culmen de la etapa mexicana de Buñuel, presenta una brutal crítica de la burguesía (punto clave en el cine buñuelesco). No apta para hipocondriacos ―resulta, sin embargo, casi cómica vista en la situación actual― narra la historia de un grupo de burgueses que, después de cenar invitados en la casa de uno de ellos, se ve incapaz de salir de una de las habitaciones de la mansión. Está disponible bajo demanda en Movistar +. 


Súper empollonas (Booksmart, 2019)
Cercana al tono de Supersalidos (Superbad, 2007), la directora, Olivia Wilde, rinde homenaje a la cinta escrita por Seth Rogen y Evan Goldberg, una década después, abordando temas como la orientación sexual o la adolescencia. Catalogada dentro del género Coming-of-age es un título tan indispensable como ignorado que merece la pena rescatar. Se puede encontrar en Amazon Prime Video. 


El último vals (The Last Waltz, 1978)
Habiendo nombrado a Coppola, resulta también inevitable añadir en cualquier lista ―de la naturaleza que sea― a su colega Martin Scorsese. El director de algunos de los títulos más célebres de la historia del cine, como Taxi Driver (1976) o Uno de los nuestros (Goodfellas, 1990), rodó en 1978 esta película concierto con la despedida de The Band, que muchas veces queda en segundo plano cuando se repasa la inabarcable filmografía de Scorsese. Además de ser una clase magistral de montaje, la cinta recoge actuaciones de Bob Dylan, Van Morrison o Neil Diamond, entre otros. Además de leer o ver cine, escuchar música también puede resultar un divertimento apropiado en esta temporada. También en Filmin.


Además de estas cintas, pueden consultar esta lista en IMDb reunida por el equipo de 5mm, sobre epidemias, zombies y catástrofes de todo tipo: https://www.imdb.com/list/ls092338240/. Y todos los viernes mantenemos la recomendación habitual al cargo de Alejandro Morales. 


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