Cuando yo me haya ido y cuando la realidad supera a la ficción.

Hace ahora un año ―distancia temporal que parece terriblemente larga, pero se estrecha hasta el ridículo cuando uno mira atrás―, Guillermo Ureña (un nombre que ustedes no conocen, todavía), compañero ocasional de aventuras (que ustedes tampoco conocen), me pidió que le escribiera un cortometraje. Después de barajar varias ideas, como que la protagonista fuera una rata (a la que por supuesto íbamos a cuidar para que no sufriera ningún daño), el guion empezó a coger la forma que pueden ver ahora, sin ratas, lamentablemente. Y así, con apenas cuatro subordinadas, acabo de despachar mi trabajo de tres meses. Antes de continuar, vean el cortometraje. Les llevará menos tiempo del que van a emplear en leer este artículo, que por cierto contiene abundantes destripes.

https://www.youtube.com/watch?v=GIJiIa13WPA&t=191s

Malena Ramírez (la protagonista del corto) en el rodaje. 

En las primeras versiones del guion (en el fondo como una excusa para centrar la acción en una única locación y que pudiéramos sobrellevar la producción) planteé que el Estado había prohibido a la gente salir a la calle, debido a una enfermedad tremendamente contagiosa y de consecuencias letales. Pequeño hincapié, me dirijo ahora a todas las personas con estudios médicos (a las que por cierto, admiro profundamente): yo estudio cine, no medicina, escribo cortometrajes, no tesis doctorales, con ellos pretendo generar reflexiones, no representar fidedignamente la realidad. Con esta proposición, ruego disculpen mis incongruencias y les ánimo a corregirme. Después de varios borradores, acabamos por eliminar esta trama, en la que el ejército iba casa por casa haciendo tests y deteniendo a quien diera positivo, en su mayoría (aunque todavía quedan resquicios de ella en la radio y los títulos iniciales). Consideramos que habíamos ido demasiado lejos y aquello no era verosímil. 

―Se trata de hacer una distopía, evidentemente nada de esto va a ocurrir, pero tenemos que ponernos en el peor de los casos ―trataba de explicarle yo a Guillermo, tampoco demasiado convencido.

Cómo íbamos a imaginar nosotros, que estrenaríamos el cortometraje en medio de una cuarentena, causada por una pandemia tremendamente contagiosa y de consecuencias letales.

Malena Ramírez en el rodaje. Con esta toma apenas se nota que la pértiga es en realidad un palo de escoba con cinta aislante.

No obstante, en nuestra historia la gente hacía las cosas mal. Nuria (Malena Ramírez), se saltaba la restricción para traficar con coltán (no era papel higiénico, pero tampoco se puede predecir todo), no guardaba la distancia prudencial con el traficante, no se lavaba las manos, ni llevaba mascarilla para atender a su padre enfermo. Acababa tan desquiciada que decidía irse a Islandia, aún teniendo clara sintomatología (como alguno hizo para irse a su casa de la playa). Y lo más terrible, es que a Nuria no le quedaba otra, porque había perdido su trabajo. No solo era víctima de sus negligencias, estaba condenada por una sociedad antidemocrática, en la que había ganado el fuerte. Un estado del bienestar quebrantado por sus salvadores, que se alimentaba de donaciones de filántropos que duermen en el norte (donde no ha llegado la pandemia).

Lo cierto es que a veces la realidad sí supera a la ficción, simplemente porque la ficción habla generalmente de la realidad, y no de la ficción, y no conviene irse demasiado lejos, si se quiere lograr que alguien se identifique. Gracias a Dios (dios, si han perdido ustedes ya la fe encerrados con sus familias), todavía nos salvan algunas diferencias con nuestra distopía. Hagan ustedes las cosas bien. Confíemos en que nuestro sistema no corra el mismo destino que el del film, y tomemos buena nota de ello cuando salgamos de esta, porque, al contrario que Nuria, nosotros nos recuperaremos muy pronto.

A la izquierda, Alberto Delgado (director de fotografía), en el centro S.R.Bascuñana (Productor, guionista y ese día también script), a la derecha Guillermo Ureña (el nombre desconocido de antes y el director). 


Comentarios