Los Increíbles 2 y el cine de Pixar
Hace ahora más de veinte años llegaba a las salas Toy Story (1995), dirigida por John Lasseter y producida por Pixar, después de casi dos décadas de historia, en las que pasó de las manos de Lucasfilm, como una división encargada de perfeccionar la tecnología de computerización, a ser adquirida por el que se convertiría en mayor accionista de The Walt Disney, Steve Jobs, aceptando entonces, dada la inminente bancarrota que habría supuesto de lo contrarío, un contrato de características abusivas con la compañía del carismático ratón, para más tarde ser adquirida por completo por el actual propietario de Star Wars y Marvel.
Desde este abrupto comienzo de Pixar en el mundo del largometraje hemos visto estrenarse más de veinte films, desarrollados de manera paralela por distintos equipos. Entre los que se encuentran tres partes de la ya mencionada Toy Story, más una cuarta en producción, además de títulos indispensables como WALL-E o Up y otros de categoría más mediocre como las tres entregas de Cars, cuyo único punto destacable es la voz de Paul Newman.
Originalmente Pixar lanzó un mensaje de rechazo hacia la realización de secuelas a partir de sus historias, siendo este el principal motivo por el que Jobs accedió vender la compañía a una Disney que amenazaba con producir secuelas de directo a DVD con los personajes, que de hecho le pertenecían dado el primer acuerdo de distribución que ambos habían acordado. Este es uno de esos casos en los que se aplica el “si no puedes vencerlo únete a él". Actualmente e incluyendo la recién estrenada Los increíbles 2 (2018), la compañía, ahora conocida como Disney Pixar, acumula más de ocho secuelas, incluyendo la precuela, Monsters University (2013).

Aplicando el desarrollo técnico más avanzado del sector, la cinta muestra algunas de la imágenes más impresionantes a nivel fotográfico y en términos de iluminación de la escena actual, algo que sin embargo dábamos por hecho dado, no solo el presupuesto del film, sino también la experiencia de un equipo que trabaja al más alto nivel.
El guión, desde el punto de vista de un niño, se verá como una historia de superhéroes tan corriente como divertida, en el que se hace uso del pequeño Jack-Jack a modo de alivio cómico y de unas cuantas imágenes de explosiones y persecuciones para no perder su atención. Sin embargo, los más grandes serán incapaces de ver la historia sin percibir en ella un relato extraordinario sobre la conciliación profesional con la vida familiar, el abandono o el perdón, entre otras cosas. Un relato, eso sí con giros más que predecibles y un trabajo con los personajes más bien relajado, incapaz de sobrepasar nada de lo que vimos en Los Increíbles (2004).
En líneas generales, es una película más que correcta. Con un manejo adecuado del manuscrito y unas características técnicas inmejorables. No encontrarán en ella una nueva obra maestra del estudio como lo fue Coco (2016) y esta no les cambiará la vida, tan siquiera recordaba haberla visto la mañana siguiente, solo les sacará alguna que otra sonrisa y les hará descuidar sus problemas corrientes e irrelevantes durante la duración del metraje.


Comentarios
Publicar un comentario
¡Gracias por tu apoyo!