Vengadores: Infinity War y el cine de superhéroes.
Han pasado diecinueve películas y casi diez años desde que Iron Man, dirigida por Jon Favreau y protagonizada por Robert Downey Jr., se convirtió en el pilar para todo un universo de personajes e historias entrelazadas, basadas en los cómics de la editorial y ahora conocido como el UCM (Universo Cinematográfico de Marvel). Una complicada red tejida por, él para algunos visionario, Kevin Feige, que ha recaudado un total de $14.791.111.190 en la taquilla mundial, manteniendo el quinto puesto entre las películas más taquilleras de la historia con The Avengers (Los Vengadores).

Todos estos datos dejan en entredicho lo que es de hecho un secreto a voces, lo único importante en estos productos es conseguir dinero. Que la gente compre la entrada, aún si para lograr tal cosa tenemos que romper nuestros valores. Las campañas de marketing lo son todo y la aceptación de la crítica, los premios o, en definitiva, hacer un buen film no es algo a tener en cuenta y debe responder sólo como consecuencia del primer punto, ganar dinero a toda costa y al coste necesario. Ver imágenes en el tráiler que no formarán parte del film, vendiendo así un producto fraudulento es algo más bien común en estas cintas.
Y esto no es solo una característica del cine de superhéroes y no por ello debe ser menospreciado, cintas como Logan demuestran la inusual exception, habiendo sido igualmente ignorada por aquellos que se hacen llamar cinéfilos por el mero hecho de pertenecer al género. Observamos esto mismo en las películas de terror que llegan a las salas y parecen repetir siempre el mismo esquema y pobre idea del suspense, basada en los aborrecibles screeners y en poner sonidos altos. Lo que de nuevo deja en evidencia un sector de la industria del cine donde lo menos importante es hacer cine.
Vengadores: Infinity War llega en el momento idóneo, después de convertir el tráiler en el más visto de la historia del cine y prácticamente asegurar la recaudación con la preventa de entradas, Marvel Studios nos presenta una historia basada en los cómics de Jack Kirby y Jim Starlin, con los personajes siempre presentes de Stan Lee. En ella se narra la llegada al poder del titán loco, llamado así por razones evidentes, Thanos, quién por una fuerte motivación, no demasiado bien argumentada en el film, tratará de hacerse con las gemas del infinito para asesinar a la mitad del universo.

El tiempo recuperado tras saltarse el primer acto es utilizado en secuencias de acción, la pantalla se llena de efectos generados por computadora constantemente y aunque estos son más que elogiables se echan a faltar escenas más dramáticas en las que simplemente veamos conversaciones entre dos personajes o un monólogo en el que descubramos lo que realmente sienten. Si es verdad que estos momentos se dan en algunas partes del largometraje, son igualmente eclipsados por la gran cantidad de escenas de acción y épica en su mayor parte injustificada.

Las escenas de acción lo son todo, desde que empieza la película hasta que se cierra el tercer acto los hermanos Russo demuestran unas aptitudes natas para la creación de secuencias con un fuerte componente cinematográfico, desde el cámara en mano en la nave asgardiana hasta el montaje que se da a cada personaje en función de lo visto en sus cintas individuales. Sin embargo lo más impresionante es el trato que le es dado al personaje de Thanos interpretado por Josh Brolin, cuya animación prácticamente humana y la grandiosidad que representa nos recuerda a iconos como Darth Vader o Voldemort. Marvel ha tardado diez años pero por fin ha aprendido a hacer un villano en condiciones.
El film es la épica por la épica y la cinta tratará de convencernos de ello en todo momento. Es un evento único y estás viendo historia. Este recurso se puede ver en la música fallidamente, con un Alan Silvestri que parece haberle dejado el trabajo al becario, en el montaje que cuadra distintas situación en distintos ambientes para centrar en el medio al villano y, sobre todo, en el guión que parece haber pasado por mil manos para contarnos una historia más bien sencilla.
En conclusión, la película en ámbitos cinematográficos deja bastante que desear, los planos, a excepción de algunas secuencias ya nombradas, parecen calcados continuamente, la música es aberrante y no es apta para el público descontextualizado. No obstante para aquellos que sí lo están puede incluso resultar una obra de carácter mayor que muchos tardarán en olvidar y puede que vean varias veces. Adelante vedla, pero sean precavidos e informense antes o no encontrarán nada de su agrado, están avisados.

Eres un genio. Sigue así. Eres mi mayor fan. Oye, ¿Cuánto me dabas al fina por escribir estas cosas?
ResponderEliminarTe he enviado el sobre. Te doblo el sueldo por otro comentario en la de Han Solo.
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